martes, 27 de julio de 2010

Calentamiento global mueve mapa del vino

Los expertos aseguran que uno de los principales efectos del cambio climático será un aumento de la temperatura mundial promedio entre 2º y 6º C, en el siglo actual. Esto tendrá un impacto sobre el viñedo, lo que podría cambiar radicalmente el atlas mundial del vino.

Las franjas de temperatura media, entre 10º C y 20º C que incluyen a la totalidad de las regiones donde se produce el vino, irán desplazándose hacia el norte y sur. Esto dará lugar también a la aparición de novedosos polos productivos.

No es la primera vez, en la historia del vino, que modificaciones climáticas originan profundos cambios en la producción de la bebida.

Del frío surgió el Champaña

La muy famosa región de Champaña en Francia, zona exclusiva de la producción de la bebida del mismo nombre, es un buen ejemplo. Célebre durante toda la Edad Media por sus vinos tintos, Champaña vivió a partir del siglo XVII, un verdadero drama: sus uvas no lograban madurar. ¿La razón? La Pequeña Edad Glaciar (PEH), hoy mejor conocida por los científicos.

Este fue un periodo frío que abarcó desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del XIX y que puso fin a una era extraordinariamente calurosa llamada Óptimo climático medieval. Durante el periodo 1645-1715, la actividad solar reflejada en las manchas solares era sumamente baja, con algunos años en que no había ninguna mancha solar.

Frente a esta fatalidad climática, los productores de la región de Champaña cultivaron cepas blancas que necesitaba menos sol que las de tinto. Pero esto no era suficiente porque los vinos blancos eran demasiado verdes para el consumidor. Después de algunos intentos laboriosos, un procedimiento muy original fue inventado tomando por base los vinos blancos ácidos que estaban produciendo. A estos se añadió, directamente en la botella, un licor compuesto de un jarabe de azúcar y de una levadura activa. La fermentación en el seno del frasco produjo el vino efervescente que dio origen al éxito de la región.

El calor pasará la factura

Tres siglos han pasado y los productores de champán, al igual que todos sus homólogos que producen vino en Europa y en el Nuevo Mundo, tienen que hacer frente a una nueva preocupación, la del calentamiento global.

“Hasta la fecha, nos va muy bien porque las uvas se maduran perfectamente. Pero si el calentamiento sigue, un día tendremos champán demasiado fuerte en azúcar”, comentó Benoît Gouez, responsable de las bodegas Moët et Chandon.

Una presencia demasiado fuerte de azúcar no permitiría a los productores seguir con el método actual de elaboración del vino efervescente.

Para el champán, la dificultad es la presión que existe en la botella durante la fermentación en botella: 4 gramos de azúcar correspondan a 1 kilogramo de presión. Con demasiado azúcar, la botella explota, y con una cantidad insuficiente, la presión es débil y el vino no ofrece sus burbujas.

Para los vinos tradicionales, los problemas no están directamente en su elaboración pero sí en su calidad y especificidad. Los vinos presentarán cada día más una tendencia a ser más alcohólicos hasta que se trasladen las viñas a lugares más fríos. Además, está comprobado que un fuerte calentamiento tiene un impacto sobre los aromas, la acidez y el color del vino.

Por la voluntad de algunos productores de buscar también la maduración completa de las uvas antes de proceder a la vendimia, ya se encuentran en el mercado vinos australianos, mexicanos, argentinos o chilenos que superan los 15 grados de alcohol y en los cuales se percibe el dulzor del alcohol.

En España, durante la última década, la vendimia se adelantó casi diez días debido a las mayores temperaturas y ahora los productores batallan con un clima que acelera la maduración de las uvas.

“En el sector viñatero europeo hay una gran preocupación. Vivimos de la tierra y somos los más afectados cuando hay cambios en ella. Esto no es como producir automóviles, que lo puedes hacer en cualquier parte; nosotros dependemos de la relación de la planta con su ambiente”, afirma Miguel Torres, propietario de viña Miguel Torres, que produce vino en España, Chile y California.

¿Y la denominación de origen?


“Debido al cambio climático, tendremos que alterar las reglas de denominación de origen en Europa. Fueron elaboradas muchos años atrás y no responderán a los cambios agroclimáticas que estamos viendo”, reconoce Miguel Torres.

En Chile, Francisco Campo, experto chileno que asesora varias viñas españolas, advirtió que mientras en 1970 la uva recibía 2.023 horas de sol al año, hoy recibe 2.400 horas de sol.

“La uva expuesta a estrés de rayos ultravioleta se quema. Para protegerse, la baya desarrolla los taninos. Por eso hay una tendencia a vinos más alcohólicos, más tánicos y concentrados”, afirma el experto.

Mientras en Europa la opción será de trabajar a más altura y moverse hacia el norte, en el caso de Chile o Argentina será de dirigirse al sur. Pero ya, todos los países productores de vino tienen programas específicos de estudios del cambio climático sobre este sector de producción, y se están comprometiendo en el desarrollo sostenible de la industria vitícola.

Tomado de El Financiero

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